La pelea resultó tal cual lo habían anticipado las casas de apuestas. Stevenson sometió con claridad a Valdez durante los doce asaltos en el MGM Gran Garden Arena de Las Vegas. En las tarjetas uno de los jueces dio ganador al púgil americano por 117 a 110, mientras que los otros dos ratificaron el veredicto con un 118 a 109.
Stevenson exhibió en el cuadrilátero su supremacía boxística y ganó de principio a fin. Fiel a su paciencia, tenacidad y determinación supo guardar la distancia con su rival, usó inmejorablemente el veloz ritmo de sus pies y de manera acertada eligió los momentos justos para contragolpear con su mortal derecha al mexicano, quien además de ceder su título también perdió su invicto.
De nada valió la dirección técnica de Eddy Reynoso en la esquina de Valdez, pues el planteamiento que llevaron al ring para coronarse como los campeones absolutos del peso superpluma se basó en la épica: Aguantar los golpes que entrasen y esperar meter una mano milagrosa que mandara a la lona al rival.
Aunque nada de eso ocurrió, la obediencia del peleador mexicano no fue suficiente para doblegar el talento y la superioridad de Stevenson, quien se mostró muy concentrado en la velada donde, sin lugar a dudas, ratificó que podría llegar a convertirse en el sucesor del ya reconocido Floyd Mayweather.
Después de la coronación, con la victoria en el bolsillo y los tres cinturones ajustados a su cuerpo, Stevenson puso una rodilla en el suelo y sorpresivamente le propuso matrimonio a su joven novia Young Lyric. En el mismo momento cuando el presentador de Top Rank le preguntaba si estaba interesado en enfrentar a Roger Gutiérrez o Kenichi Ogawa, los otros dos campeones mundiales de la categoría.
Por Julio Maya
Periodista con énfasis en deportes
En Twitter: @JulioMaya26
