El fútbol por sobre todas las cosas  

Luego de meses de negociación, el Deportivo Cali anunció la compra de un gigantesco predio aledaño al Estadio de Palmaseca, con lo cual garantizará el desarrollo de una segunda vía y un parqueadero adicional, así como la construcción de otro complejo deportivo, seguramente con otras obras de gran interés futuro como un hotel y un museo del club.

La verdad sea dicha, la mayoría hemos celebrado la forma en la que la actual Junta Directiva del Cali ha transformado las utilidades en una reinversión sin precedentes en materia de infraestructura, que da cuenta de su amplia visión institucional a largo plazo, asegurando un crecimiento patrimonial que seguramente permitirá en el futuro contar con una mejor estabilidad económica. En este mismo sentido hemos aplaudido la capacidad dirigencial para promocionar, vender y ubicar a nuestros canteranos en importantes equipos de América y Europa, con lo cual ha sido posible sacar al equipo del oscurantismo en el que se encontraba, mientras se va haciendo realidad el sueño de don Humberto Arias de jugar en un estadio propio.

Pero en el deporte, como en la vida, hay necesidades todos los días, y es tan importante pensar en el mañana como en el ahora. Es esta verdad ineludible del fútbol, la que despierta tantas dudas entre los hinchas y los socios del Deportivo Cali, pues en el sentimiento colectivo descansa la idea de que, vistas en perspectiva, algunas decisiones administrativas han sacrificado la esencia del juego del equipo. Con el modelo económico actual, la venta de jugadores se hace indispensable para sostener a la institución, pero ello no parece dar luces sobre la sostenibilidad del rendimiento futbolístico como tal.

En poco más de un año, hemos vendido a nuestros tres mejores delanteros al exterior, pero a la fecha no hemos logrado llenar el vacío dejado por ninguno de ellos, y hoy penamos todos en Palmaseca por la escasez de gol que padece el equipo. En ese mismo tiempo vendimos también dos grandes laterales por cada una de las puntas y un central ya acoplado al equipo, sin prever que dichas posiciones son difíciles de conseguir tanto en el mercado como en nuestra propia cantera. Esto evidencia que la velocidad con la que están saliendo nuestras figuras no es la misma con la que estamos cubriendo sus ausencias, y que, en aras de un mejor rendimiento en la cancha, algunas ventas hubiesen podido esperar un poco más.

Esperamos sinceramente que de estas lecciones los directivos hayan tomado atenta nota, pues hoy urge preservar a toda costa a jugadores de la calidad de Benedetti y Orejuela, quienes con seguridad no tienen un remplazo similar en la plantilla. Esta debe ser vista como la oportunidad para que la Junta Directiva y los socios repiensen el modelo económico del club, y para que lo analicen a la luz de las obligaciones deportivas que tiene un equipo como el Deportivo Cali. Obligaciones que, sobra decirlo, no son únicamente a largo plazo, sino que también apremian cada que el equipo profesional salta a cualquier cancha para jugar.

A un equipo como lo es el Cali, acostumbrado a las finales y al fútbol lírico desde hace más de un siglo, no le basta con un Estadio Propio ni con una altísima tasa de jugadores exportados. El fútbol es mucho más que un buen balance comercial en la revista Forbes, el fútbol es una diagonal exquisita, es una pared, es un gol en el último minuto. Las exigencias pesan cada domingo y cada fecha, y es inaceptable que hoy los hinchas, para ver buen fútbol, prefieran afiliarse a Directv antes que abonarse en la sede Alex Gorayeb. Habrá que recordarles a los dirigentes verdes que el fútbol debe prevalecer sobre todas las cosas, y que cualquier decisión administrativa que vaya en detrimento del resultado deportivo, es decir del juego, es en principio una mala decisión.

 

 

Columnista

Gustavo Caicedo Hinojos

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