Bien fuera en América, Cúcuta, Selección Colombia, en Brasil o donde sea ‘Rubencho’ siempre fue un privilegiado de la pelota quieta, graduado con honores de aquella escuela de laterales que tuvo América de Cali.
Bustos es un jugador de aquellos que ahora escasean en el fútbol, ahora como técnico del Nuevo Real Cúcuta, filial de América, en su natal Norte de Santander habló con Rincón del Deporte sobre sus anécdotas del pasado, presente y futuro.
Un centro preciso al área
Corría el año de 1997 cuando en un preliminar jugado en el estadio General Santander en Cúcuta, Luis Augusto García puso los ojos en un chico de apenas 15 años que jugaba como delantero, ‘el Chiqui’ gestionó rápidamente para que ese niño hiciera su proceso en las divisiones menores en América. El hijo del matrimonio Bustos-Torres de inmediato fue escalando en las categorías escarlatas hasta que un 12 de septiembre de 1999 logró su debut frente a Envigado.
¿Quién lo convierte a usted en lateral?
El profesor Jaime de la Pava en un clásico en 1C y bueno eso fue como una bendición que le agradezco siempre al ‘profe,’ que es como el papá de esa camada que estuvo en esa época desde las menores donde se nos inculcó desde siempre ese amor por la institución.
¿No hubo frustración por retroceder unos metros en el campo?
No para nada, antes me sentí muy bien y porque en América había mucha banda que me enseñó bastante cuando empecé en el equipo, tuve mucha suerte. Siempre digo que llegar al club fue un sueño porque desde los 5 años soy hincha, tener afiches de figuras como Balbis, Comizzo y llegar a los 15 años donde esas estrellas, para mí lo fue todo.
¿Cómo se sintió al tener a Jersson González como profesor?
Creo que Jersson más que mi profesor fue como mi hermano, llegué al equipo y de una me acogió, yo no tenía guayos y me los regalaba, me quedaba pateando con él después del entreno, compartimos muchos conceptos le aprendí demasiado; de hecho una vez jugando un partido de Merconorte, yo salí a calentar y la gente me cantaba “Jersson Jersson” (Risas).
Ganó muchos títulos con América, ¿Cuál fue el que más recuerda o el que más disfrutó?
Fue una época linda y que uno extraña esos momentos que ojala en América se volvieran a repetir, y más cuando se consiguieron esos títulos con gente formada en las menores. De los títulos que gané, el que ganamos en Medellín al Nacional fue único. Cuando era niño a mí me molestaban mucho los hinchas del Nacional del barrio, entonces cuando lo gané fue un desahogo grande (risas).
Directo al Angulo
¿Qué opinión tiene sobre el presente de América?
Creo que el presente del equipo se debe a que se ha perdido la identidad que nos distinguía, por eso vienen los resultados negativos. No solo ahora, vengo viéndolo desde hace más de 10 años. No hay un modelo de juego que nos identifique. América por su historia siempre ha tenido el mejor diez, el mejor nueve y hoy por hoy no hay ideas en el equipo para que fluya fútbol.
¿Cuáles son los responsables del bajón futbolístico del equipo entonces?
Yo creo que la mayoría pasa por la cabeza, la parte directiva debe tener claro la identidad que distingue al América y conjugada con lo que quiere el hincha. Tener un equipo que Guerreé, proponga pero que también juegue bien, al hincha no se le puede mentir, le gusta ganar y ganar bien. Muchas veces no es solo correr y meter, también es de pensar. Hay una buena nomina pero le falta una pincelada.
¿Le tocó en América alguna crisis así?
Muchísimas. Como jugadores de fútbol estamos al límite de la victoria o la derrota y hay que tener la madurez para sacar esos problemas adelante. ¡Esa camiseta pesa mucho! A más de uno le quema el píe de escuchar la sur cantando y cuando el estadio exige hay que responder. Hay jugadores que han arrugado pero es por lo mismo. La tradición pesa, la historia pesa, la hinchada pesa mucho más.
¿Cómo se superan esas crisis en los equipos?
Yo creo que hablar con la verdad, ser sincero. A mí me tocó una época donde un compañero que era clave no andaba bien, lo habló con el técnico y el grupo. Hay una claridad y desde ahí se empieza a ganar una unión de grupo. Siendo sinceros con la institución es donde se ve el profesionalismo del jugador también.
A balón parado
¿Cómo le va a Rubén Bustos como técnico?
Gracias a Dios muy bien, estoy entrenando la categoría Sub-17 del equipo Nuevo Real Cúcuta que es filial de América acá, tenemos todas las categorías desde los 5 hasta los 17 años, próximamente queremos incluir un equipo Sub-20.
¿Qué conceptos son los que principalmente enseña?
Al jugador desde niño hay que inculcarle valores como el profesionalismo, el respeto por el trabajo, la educación, la dedicación sobre todo porque nada es al azar. Ahora todos quieren pararse y hacerse peinados como Messi o Cristiano pero no saben todo lo que pasaron ellos antes de ser lo que lograron actualmente.
¿La mentalidad del jugador profesional ha cambiado mucho?
Si, ahora hay muy poco profesionalismo, ya no hay ese jugador comprometido consigo mismo. Se preocupan más por su imagen física que lo que juegan. Eso se lo aprendí a Wilson Pérez cuando recién me subieron, me decía “vamos a tirar centros, vamos a practicar balones de fondo, vamos a hacer tiros libres”, y nos quedábamos después de los entrenos o miraba a Jersson, a ‘Guigo’, a Frankie. Entonces uno tenía esa escuela de ídolos. Yo creo que América debe volver a levantar ídolos desde la cantera para que los que vengan de atrás vean y sientan un amor propio por el equipo.
¿Y hay un Rubén Darío Bustos en los niños que entrena?
Yo llevo un proceso de más de 4 años con la categoría 2001 hay varios jugadores con proyección. La verdad tanto en lo profesional como en el nivel amateur estamos muy escasos de laterales, hay que improvisar un poco, eso se debe a que todos quieren ser James o Falcao pero muy pocos quieren ser un David Ospina, un Santiago Arias o un Camilo Zúñiga.
¿Alguna vez América se le ha acercado para dirigir alguna categoría?
Hasta el momento no me lo ha propuesto, yo estoy a la espera siempre y tengo esa ilusión de llegar al lugar donde toda la vida fue mi casa. Me he preparado, he estudiado para aportar en la formación. Hay que tener memoria para lo bueno, los últimos títulos de América se han logrado mediante las divisiones menores y eso es más valioso.
¿Algún sueño por realizar?
Como todo americano, sueño con ser campeón de la Libertadores con América. Mi hijo Diego juega en la Sub-17 y siempre le digo “¿te imaginas ganando la Libertadores vos como jugador y yo como técnico?”, algún día espero lograrlo sea de técnico, directivo, socio, delegado pero ahí estaré. América es muy especial, me da mucha alegría cuando voy a la sede y veo ese cariño con el que me reciben allá todos los trabajadores, es algo que es invaluable.
Corresponsal desde Cali
Julian Sanclemente