Mirá que reiteradamente vengo a invitarlos a acompañar al equipo en nuestro estadio, lo hago no solo porque considero que el hincha (independiente si es barra, normal, de resultados o el mal llamado “ejemplar”) debe tratar al menos de materializar el amor por el equipo en una boleta y mucho mejor si es en una voz de aliento y/o de presión al rival.
Adicional a ese deber, de cada quien en su corazón y poder económico ni mas faltaba, existe aquello que va inherente al jugador y es su entrega, lo que deja en la cancha, lo que pagas por ver y eso, al menos para mí, ha dado un giro de un tiempo para acá y sin llegar a ser perfecto es, por lo menos, mejor a lo visto un par de meses atrás.
Admito que también, de un tiempo para acá, me cansé de invitarlos a ir a Palmaseca. La respuesta, grosera incluso, de algunos hinchas tenía que ver con la apatía, el desamor, la desconfianza e incluso el odio por los jugadores.
Entiendo lo de la distancia, los costos y los horarios. Entiendo que hay gente que no puede por su trabajo, por su salud, por transporte o simplemente porque no tiene con qué. Lo entiendo, tampoco puedo ir siempre y no digo que hay que llenar en cada partido, ideal sería, y menos cuando el equipo en lo futbolístico no venía bien el equipo, pero esta vez considero que vale el esfuerzo por tratar de ir y les voy a decir porqué.
Uno. Porque nada como estar con quien amas y mostrarle que tus palabras tienen un hecho que las respalda. #JuntoAlCaliPorSiempre ¿o no?
Dos. Porque el equipo necesita de una voz de aliento y ese grito que no tenemos quien lo meta dentro del terreno de juego lo podemos hacer nosotros, con respeto y sin maltratar al jugador, desde la tribuna.
Tres. Porque lo que viene haciendo don Gerardo Pelusso con los muchachos es positivo, sigue con sus ensayos, pero quiere encontrar la formula que le dé resultados y eso hay que aplaudirlo, valorarlo y si es del caso criticarlo, pero viéndolo no solo por TV en donde el cuadro de la cámara no te deja ver el todo. Hay que arropar al profe, darle una herramienta más: nuestro respaldo.
Cuatro. Porque los jugadores han decidido tratar de satanizar a la hinchada justificando su opaco rendimiento en nuestro actuar. Que, porque no vamos, que porque si vamos es a putear. Viejo, si juegan para ganar, si corren en vez de trotar, si pelean las bolas y no con el juez y el rival, si meten goles…todos vamos a ir más allá del inerte cantico a un grito de verdad, a una voz de aliento sin parar. Recuerden, “ustedes luchen por el escudo de enfrente de la camiseta que nosotros no encargaremos de recordar el que va en la espalda.”
Cinco. Porque puedo encontrarme con mi familia de los domingos, sábado en este caso, verlos de verde y blanco, saludarlos, abrazarlos y compartir esto que nos une que, en ocasiones, es lo único. Estamos juntos, en la buena y en la mala, pero sobre todo en la mala, en las buenas aparece cualquiera.
Olvidémonos del trancón, vayamos al estadio temprano, busquemos el parche, el combo y demás. Organicemos una buena previa, mejoremos nosotros mismos la experiencia en la cancha y alentemos sin parar, que nos sientan más allá de un insulto insulso por redes sociales, más allá de un improperio en la grada. Hagamos que nuestras voces cuenten, que sepan que estamos ahí y que los necesitamos con nosotros porque acá ganamos o perdemos todos.
Vamos Cali, vamos azucareros, vamos asociados, hinchas y simpatizantes, vamos todos al estadio.
Nos vemos, por favor, en el estadio y nos leemos por acá.
Columnista
Germán Salcedo Cajiao
En Twitter: @Germanchos